Seguridad e Higiene en el trabajo

La prevención de riesgos laborales desde una perspectiva de género.
Incorporación de la perspectiva de género en la gestión de la PRL
Dr. José Luis Barrera Gómez
01 de septiembre de 2021

El continuo cambio en el entorno y la modernización del mercado laboral exige a los recursos humanos un importante esfuerzo de adaptación. En este proceso de cambios es necesario contemplar la incorporación de las mujeres al mercado laboral de forma plena y activa en condiciones de igualdad, solo así, los resultados obtenidos serán más competitivos. Pese a ciertas mejoras, las brechas de participación en la fuerza laboral entre hombres y mujeres siguen siendo considerables, siendo necesario continuos esfuerzos por parte de todas las organizaciones para integrar la perspectiva de género en su cultura de empresa.

En el ámbito de la prevención de riesgos laborales es necesario la incorporación de la perspectiva de género en su gestión, básicamente debido a la evidencia creciente de que los riesgos laborales y las patologías causadas por ellos afectan de manera desigual a los hombres y a las mujeres por causas entre las que se destacan las siguientes:

 La distinta biología de ambos sexos, con especial mención a la situación de embarazo y lactancia.

La segregación horizontal del mercado de trabajo que provoca que mujeres y hombres se concentren en distintos sectores y actividades (la presencia de los hombres es mayoritaria en las áreas industriales, las mujeres desempeñan fundamentalmente trabajos en los sectores sanitario, educación, etc.).

La segregación vertical que refleja las dificultades que tiene las mujeres hoy en día para ocupar cargos de responsabilidad.

La precariedad laboral. Se concentra un mayor número de mujeres que de hombres en los trabajos precarios y de menor retribución salarial.

Parcialidad elevada: El trabajo a tiempo parcial, aunque menos presente que en otros países europeos, es principalmente un tipo de jornada más frecuente entre las mujeres. A menudo las mujeres se acogen a esta opción para poder compaginar la vida laboral con la familiar.

Conocer las desigualdades de género y cómo influyen éstas en el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, permitirá aplicar a las organizaciones políticas y prácticas preventivas que protejan la salud laboral de todas las personas trabajadoras contribuyendo con ello a eliminar las desigualdades de género en el ámbito laboral.

Diferencias de género en la siniestralidad laboral

La prevención de riesgos laborales en las empresas generalmente se ha abordado desde un enfoque neutro que se ha caracterizado por recoger la información referente a la evaluación y prevención tomando como referencia a la mayoría de los trabajadores, contemplándose únicamente las diferencia con las mujeres en su apartado reproductivo.

Sin embargo, se han detectado diferencias de género en la incidencia de accidentes, enfermedades y patologías que requieren una reflexión a la hora de plantear la metodología a utilizar en la evaluación de riesgos en las empresas, siendo éstas las más relevantes:

Los hombres tienen más probabilidades de: Sufrir accidentes laborales (que impliquen cuatro o más días de ausencia) que las mujeres. Padecer enfermedades cardiovasculares, problemas auditivos, respiratorios y de pulmón.

Las mujeres tienen más probabilidades de: Padecer problemas de salud relacionados con el trabajo que los hombres. Sufrir trastornos de las extremidades superiores, estrés laboral, enfermedades infecciosas y problemas de piel.

En relación con los riesgos psicosociales, las últimas encuestas europeas de condiciones de trabajo ponen de manifiesto que las mujeres, en mayor proporción, llevan a cabo tareas monótonas, obtienen un salario inferior, tienen menos oportunidades de participar en la planificación de su propio trabajo y tienen menos expectativas de promoción profesional; además, sufren acoso psicológico y sexual en mayor grado que los hombres.

Por último, hay que tener en cuenta que el diseño de los puestos de trabajo, desde la organización de los espacios, pasando por los horarios, los equipos y las herramientas, se ha pensado, mayoritariamente, siguiendo un modelo masculino de trabajador. La necesidad de aplicar la perspectiva de género en la cultura preventiva se debe a la evidencia creciente de que los riesgos laborales y las patologías causadas por ellos afectan de manera desigual a los hombres y a las mujeres. Herramientas como la evaluación de riesgos, en la que debe recogerse la exposición a los riesgos del puesto de trabajo y la negociación de los planes de igualdad, son fundamentales para poder plantear medidas efectivas, ahora bien, el conocimiento exhaustivo de los requisitos necesarios sobre cómo llevar a cabo la integración de la perspectiva de género en los planes de prevención, es la clave para plantear no solo medidas adecuadas, sino que además consigan los resultados esperados.

Integración de la perspectiva de género en el desarrollo del plan de prevención

Es recomendable que la persona responsable del área de seguridad y salud en la empresa tenga conocimientos y formación en los temas relacionados con la igualdad, que le permita transmitir estos conceptos al resto de la organización.

Una buena herramienta que nos puede ayudar a recoger información de cara a incorporar la perspectiva de género en nuestro plan de prevención es la elaboración de un plan de igualdad.

¿En qué consiste un plan de igualdad?

Es un conjunto ordenado de medidas, adoptadas después de realizar un diagnóstico de situación, tendentes a alcanzar en la empresa la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres y eliminar la discriminación por razón de sexo. Debe fijar los objetivos de igualdad a alcanzar, las estrategias y prácticas a adoptar, así como sistemas eficaces de seguimiento y evaluación de los objetivos fijados.

En la documentación que se entregue a los trabajadores (fichas informativas, folletos, etc..) hay que cuidar el uso no sexista del lenguaje. Deberá informarse directamente a cada persona de los riesgos específicos que afecten a su puesto de trabajo o función y de las medidas de protección y prevención aplicables a dichos riesgos. La información debe llegar a la totalidad de las trabajadoras y trabajadores, incluyendo a quienes desempeñan sus tareas habitualmente fuera del centro de trabajo.

Para obtener una información sobre la siniestralidad de la empresa por género, es necesario disponer de los datos relacionados con la siniestralidad diferenciados por sexo, solo así se identificará la forma de enfermar por género entre la población trabajadora y en el supuesto de detectar diferencias, analizar si se son consecuencia de la variable biológica u otras.

En primer lugar, se debe realizar un análisis de las condiciones de trabajo con el fin de determinar los riesgos a los que están expuestos los trabajadores y trabajadoras. Este análisis no se recomienda que sea a nivel de puesto de trabajo, sino que deberá comprobar si hombres y mujeres que trabajan en el mismo puesto, desarrollan las mismas tareas y de forma similar.

A cada tarea y actividad hay que contemplar una serie de aspectos y considerar la variable sexo en cada uno de estos:

Lugares de trabajo: Indicar quién accede.

Equipos de trabajo: Indicar las personas que lo utilizan y las características de los mismos.

Factores ambientales (ruido, temperatura, etc..): identificar las personas expuestas.

Factores ergonómicos: (manejo manual de cargas, movimientos repetitivos) identificar las personas expuestas.

Factores psicosociales (organización del trabajo): identificar las particularidades de cada persona.

Una vez que se han evaluado y valorado los riesgos a los que están expuestos los trabajadores, es el momento de establecer las medidas preventivas más adecuadas integrando en su contenido la perspectiva de género y teniendo en cuenta en las mismas:

Aspectos relacionados con la organización de trabajo y diseño de los puestos.

Características, dimensiones de los equipos de protección tanto a nivel colectivo como individual.

Contenido adecuado de la formación e información teniendo en cuenta para ello las necesidades y expectativas de las personas trabajadoras.

En cuanto al diseño de los equipos de trabajo, equipos de protección, etc. Es importante trabajar bajo los criterios de que puedan ser usados tanto por hombres como mujeres, así como por personas situadas en percentiles extremos. Además, es importante tener en cuenta cuando se planteen cambios en la organización el impacto que estos pueden conllevar desde la perspectiva de género por las posibles interacciones que pueden surgir entre el trabajo y la vida privada.

Conocer las desigualdades de género y cómo influyen éstas en el ámbito de la seguridad y salud en el trabajo, permitirá a las organizaciones aplicar políticas y prácticas preventivas que protejan la salud laboral de todas las personas trabajadoras.

Te invitamos a consultar:

Incorporación de la perspectiva de género en la gestión de la PRL

cbp-integracion-perspectiva-genero-gestion-prl.pdf