Lex Médica

PROPUESTAS DE PRINCIPIOS PARA UN SINDICALISMO MODERNO
HERNOL FLORES OPAZO
DR. ALONGO GUIDO RAMÍREZ
SNTSA 37
29 JULIO 2022

Filosofía Sindical.

Unir a los seres humanos como trabajadores, para la defensa de sus intereses económicos y sociales comunes.

Compromiso con la persona humana.

Para el sindicalismo, el ser humano constituye el centro y fin de la sociedad. Todo hombre y toda mujer, por ser persona humana y por la dignidad que le es inherente, merece ser reconocido, protegido y promovido por la sociedad.

Derechos y deberes.

La persona humana que trabaja tiene derechos que debe defender pacífica e irrestrictamente, pero también tiene deberes para con la sociedad, que debe cumplir generosamente. Por tanto, el trabajo debe ser visto no sólo como una necesidad, sino también como una verdadera vocación.

El sindicalismo y los derechos humanos.

Aceptación integral de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, poniendo de relieve la circunstancia que tales derechos no sólo lo constituyen valores de tipo individual, sino también valores de tipo social, como el derecho de libre asociación sindical, de libre elección de dirigentes, de libre negociación colectiva y de huelga.

El sindicalismo y la democracia.

Adhesión al sistema democrático, participativo, regido por el principio de la soberanía popular. Donde no exista democracia no puede existir sindicalismo libre.

Derecho de participación.

La participación está en la lógica viviente de la democracia, por ello, se entiende la participación como el derecho de tomar parte activa y fecunda en la vida pública para contribuir al bien común. Por tanto, se proclama la existencia constitucional y legal de estamentos sindicales y sociales tecnificados y participativos, en razón que la función laboral e institucional de esas organizaciones hace indispensable que puedan evaluar permanentemente su ubicación y manejo en relación a los elementos económicos, sociales, políticos y culturales que conforman y condicionan el marco global en que deben realizar sus actividades.

El sindicato como cuerpo intermedio de la sociedad.

La organización sindical es el cuerpo intermedio natural de participación que tienen los trabajadores en la sociedad global, cuya misión básica es de naturaleza socio-política, que tiene por objeto insertar a las trabajadoras y trabajadores de manera orgánica y permanente a las empresas o centros de trabajo, y a las estructuras institucionales que actúan en las decisiones técnicas o políticas relacionadas con sus intereses laborales específicos.

El sindicalismo y el bien común.

Igual que las diferentes organizaciones sociales, el sindicato entiende que sus acciones se llevan a cabo dentro de la democracia, lo que supone tener conciencia de lo que ésta significa en derechos y deberes. Entre éstos, debe existir un consenso básico acerca del valor de la democracia, con sus pro y contra. El sindicato debe incorporarse al proyecto global de sociedad democrática, el que trasciende los distintos proyectos particulares. Esto implica que toda organización sindical debe tener conciencia que los límites que tiene el logro de sus objetivos es el interés de la sociedad toda, representado por el concepto de bien común. La estructura interna de toda organización sindical y social es algo dinámico, que cambia de acuerdo a los tiempos y que se adapta a las distintas circunstancias sociopolíticas y económicas de la sociedad, con el fin de lograr el máximo de eficiencia en su acción. No obstante, en la estructura sindical, a lo menos hay tres principios que deben estar siempre presentes:

  • Organización interna democrática, que garantice que sean los propios afiliados quienes definan y determinen los objetivos y estrategias fundamentales.
  • Libre elección de dirigentes con voto secreto y universal.
  • Uso del referéndum o consulta directa a la militancia en la toma de decisiones importantes, por ejemplo, huelgas.

El rol de los sindicatos no sólo debe ser la mera defensa de los intereses individuales y colectivos de sus miembros, sino que también debe ser la defensa y desarrollo de los intereses de la sociedad en que se inserta. Concretamente, el sindicato no es sólo una mera organización integrante de la sociedad, es también; co-rresponsable de su desarrollo, y actor social comprometido con la superación sus imperfecciones.

La autonomía sindical

Se valora la importancia de los partidos políticos en la sociedad, por ser los entes de expresión organizada de la ciudadanía, y se reconoce sus legítimas aspiraciones de acceder al poder para poner en práctica sus postulados y programas. No obstante, en resguardo de la autonomía, se enfatiza que resulta contrario a la naturaleza de la organización sindical el que se pretenda manipular sus funciones propias para ponerlas al servicio de una ideología o movimiento determinado. 

El sindicalismo y la solidaridad internacional

La solidaridad entre las personas, las organizaciones y los pueblos es un principio, una forma de vida que hace a las personas sentirse más cercanas y más humanas; que hace sentir que no se está solo, que la organización no está desamparada. Ayuda a superar conflictos objetivos o subjetivos, y da confianza y esperanzas en los momentos de satisfacción, o cuando se enfrentan dificultades complejas. En un mundo que fomenta el individualismo y la mercantilización en los procesos sociales, adquieren fundamental importancia las acciones y demostraciones de solidaridad y fraternidad sindical entre las personas y entre las organizaciones. Frente a la existencia de profunda xenofobia y discriminaciones raciales, de sexo, de religión y de incertidumbre frente al futuro, la única bandera es la solidaridad y sus acciones fraternas. El problema del otro es también nuestro problema, la crisis de la otra organización también es nuestra crisis. Crear corrientes de solidaridad real y efectiva es responsabilidad prioritaria del sindicalismo.

La unidad

La unidad es un viejo principio histórico, conocido y defendido por todos los sindicalistas; sin embargo, ante el desafío que representa la globalización económica y política mundial vigente, este principio debe necesariamente ser replanteado con una visión nacional e internacional, y con fórmulas y voluntades políticas nuevas. Hoy es imprescindible señalar objetivos programáticos comunes conforme a la naturaleza del sindicalismo, cual es la protección y defensa de los derechos de los trabajadores. El mundo del trabajo quiere ver un nuevo estilo de hacer sindicalismo. Exige debate, explicación, respeto, y ser parte de un proyecto sociopolítico que represente debidamente sus intereses. Quiere, en definitiva, creer en algo y en alguien, porque hoy está escéptico, incrédulo y desencantado.

Los acuerdos programáticos deben reemplazar a los emplazamientos ideológicos.

Los objetivos de grandes mayorías sobre puntos claros y concretos del presente y del futuro, son los estímulos que motivarán al movimiento sindical tras la defensa de sus derechos, de la igualdad y la justicia.

Como lo prueba la extrema debilidad del sindicalismo actual, el mesianismo produce desconfianza, y el ideologismo crea desconcierto e inmovilismo.

Para que exista unidad no sirven las demostraciones de afanes hegemónicos ni de intereses partidistas. Ni los acuerdos superestructurales ni las negociaciones políticas conducirán hacia la unidad sindical. Por tanto, sólo puede haber unidad orgánica cuando se tenga capacidad de definir proyectos y objetivos concretos, aprobados democráticamente por las bases, y consensuados entre sus auténticos y representativos dirigentes.